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Cómo guardar tus joyas para mantenerlas impecables.


Conservá tus accesorios más preciados en excelente estado con estos simples consejos para su almacenamiento y cuidado.


Nos estamos preparando para salir y recordamos un lindo collar que iría perfecto con nuestro atuendo. Abrimos el joyero y ¡desastre! Pasamos entonces los siguientes minutos revolviendo entre accesorios solo para encontrarlo enredado y sucio.

¿Cuántas veces hemos estado en una situación similar? Este escenario tiene una solución muy simple: aprender a almacenar y organizar apropiadamente las joyas.  Cuando la colección empieza a crecer, entender los cuidados básicos para preservar cada metal y piedra es esencial. Acá te daremos unos consejos que te ayudarán a conservar hermosos tus accesorios preferidos por más tiempo.



1.Organizá

Hacer un inventario

Lo mejor para empezar y saber qué nos espera es hacer un inventario de lo que tenemos. Tanto de las joyas como de las cajas y artículos disponibles para su almacenamiento.  Analizá el tipo de joya y la cantidad; considerá si debes comprar un joyero o caja adicional para ellos y así evitar la aglomeración de piezas. Determiná también el espacio que usarás para guardar tu joyería de uso diario y aquella de ocasiones especiales.

Escoger el mejor joyero.

Ahora que tus joyas están contadas, divididas y categorizadas, reuní los joyeros y organizadores que tenés disponibles para guardar y escogé el que mejor funcione. Te damos las siguientes recomendaciones:

Usá un alhajero o joyero con interior de tela. 

Fijate si tiene suficiente espacio para guardar cada ítem a distancia del otro.

Para las joyas finas, podés usar la caja original. Por lo general, estos estuches suelen ser apropiados para guardarlas. 

Si vas a comprar un organizador, seleccioná uno con suficientes compartimientos que te permita colocar una pieza por casilla. 

Los organizadores con ganchos son ideales para collares y pulseras, pues evitan que se enreden. 

2.Dividí y vencerás

Esta estrategía de Julio César para el combate es aplicable también para ganarle la batalla al desgaste de nuestras joyas. Te explicamos porqué:

Los metales no son todos igual de duros y resistentes; algunos como la plata, suelen ser más suaves que el platino y el oro; el contacto entre ellos puede causar arañazos y rayaduras por lo que es mejor agruparlos por metal al guardarlos. Oro con oro, plata con plata y así. 

Los diamantes, aunque son los mejores amigos de las mujeres, no se la llevan bien con ninguna otra pieza de joyería; al ser el mineral más duro del planeta, puede fácilmente causar rayaduras en otras gemas, metales e incluso entre ellos mismos. Es por eso, que los diamantes deben ser guardados de forma individual.  

Piedras como el ópalo y la esmeralda son sumamente delicadas y requieren un poco más de aire a diferencia del resto que se conservan mejor en ambientes secos. Guardarlas aparte en un lugar con ingreso de aire servirá para preservarlas. 
Los collares pueden enredarse entre ellos causando daños en los vínculos de las cadenas y los broches, por lo que es mejor organizarlos colgados en ganchos. 

Para mayor seguridad separá la joyería fina y de alto valor en un lugar seguro y discreto para protegerla de posibles robos.  

En conclusión, para proteger tus joyas, dividir y agrupar es la estrategia. 

3. Ambiente Idóneo

El peor enemigo de nuestras joyas en un ambiente húmedo que propicie la oxidación y el enmohecimiento. Mirá estas recomendaciones para conseguirles el mejor lugar dentro de tu hogar:

Evitá lugares húmedos y con acceso a la luz solar. Nunca dejés tus joyas en el baño o pongas tu joyero cerca de una ventana.

El frío o calor extremo también suelen perjudicar algunas gemas y metales. Estate atento de no poner los accesorios cerca de la calefacción o donde les de aire frío directamente. 

Si vivís en un lugar con altos niveles de humedad, podés poner una tiza o una bolsita de gel de sílice dentro del joyero para mantenerlo seco. 

En resumen, el mejor lugar debe tener temperatura estable, ser seco y estar lejos de la luz solar.  

4. Limpio y Fresco

Limpiá tus joyas regularmente para evitar que pierdan brillo y belleza. Mantené un buen hábito de limpieza haciendo lo siguiente:

Pasá un paño seco y sin pelusas después de cada uso para eliminar la grasa, el sudor y cosméticos de las piezas. 

Hacé una limpieza más profunda usando las técnicas adecuadas al menos una vez por mes.

Recordá no almacenar nunca una joya limpia con una corroída y sucia, hacer esto hará que se opaque y se ensucie más rápidamente.

El diamante, aunque resistente, se le puede pegar grasa y aceites que lo contaminan y opacan. Limpiá los de más uso con regularidad.

Higienizá también tus joyeros con frecuencia para evitar la acumulación de polvo. Vacialos y aspiralos. Asegurate que tengan un olor fresco ya que algunos metales absorben los aromas.  

5.Cada cosa en su lugar

Ahora que todo está organizado, dividido y limpio es hora de guardar. 

Joyas de uso diario:

Colocá tus joyas de uso cotidiano en un lugar accesible. Recordá que estas son las que usas con bastante frecuencia. Por ejemplo, si tenés un anillo que llevas puesto todos los días, una caja o platito alhajero en tu mesa de luz podría resultar práctico.

Podés también mantenerlas exhibidas en ganchos u organizadores para mayor comodidad, en un lugar visible como la mesa peinador o en un tramo de fácil acceso en tu placard. Tené igual en cuenta las condiciones de luz y humedad para evitar que se deterioren. 

Joyas de ocasiones especiales:

La mejor forma de mantener las joyas que tenés reservadas para ocasiones especiales es el clásico joyero. Un truco para mantenerlas limpias por más tiempo es almacenarlas en bolsas de terciopelo o tela individuales, así lograrás también dividirlas apropiadamente.

El joyero debe estar guardado en un ambiente seco y tratá en lo posible de evitar los de plástico, madera o lata a menos que tengan interior de tela. 

Trucos y recomendaciones finales:

Usá un sorbete de papel para guardar tus collares dentro del joyero. Inserta un extremo del collar por el sorbete y aseguralo con el broche. De esta manera evitarás nudos. 

Si no tenés bolsas de tela, las de plástico selladas pueden servir para mantener seca y separada la pieza. 

Con un botón grande podés asegurar los aros insertándolos por los agujeros de la misma forma que lo hacés en la orejas. Así, encontrarás la pareja más fácilmente. 

Usá la caja original de la joya para almacenarla. Si tenés el espacio, es la mejor forma de preservar piezas finas. Otra opción es usar un estuche de collar o pulsera para guardar varios anillos, siempre y cuando puedan ser separados y no choquen entre ellos. 

Usá tela de algodón o pañolenci para envolver las joyas de plata que no usés regularmente para mantenerlas limpias por más tiempo. 

Por último, recordá llevarlas a revisar con un joyero al menos cada dos años para verificar que las gemas estén aseguradas y los broches funcionen adecuadamente. 

Ahora que ya tenés toda la información ¡manos a la obra!


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